Y sin embargo el aullido
de uno de tus universos
puede abrasar el pensamiento
más profundo de un poema,
palpitando abierto al infinito
prueba indiscutible
que su presencia
es un tobogán inclinado
al verso detrás de tu mirada
hay la vastedad azul
de una nación de memorias
y huella descifrable en la nieve
sólo el vértigo
te cubre de una bandera
que puede embriagarme
a secas
a suerte y a monedas
a suerte y a monedas
con una patria adversa
en la constelación
de tu historia
de tu historia
que aún no aprendo recoger
la ceniza de un libro
el verso solitario del naufragio
el compás que te busca
y voy guardando los acordes
en la línea fija de la mano
los ojos de un lobo que espía
tras el horizonte y es capaz
de enroscar su cola en tu corazón
y que lee un número sin sentido
y verso irremediable
en una punta de flecha
que conoce mi pecho
y lobo morada
y lobo poema rindiéndose
en tu universo trepidante
y mi mano que te busca
en un sueño que tú sabes
y un lobo resurrección
de horas
sobre las flores de la certeza
y tu lobo en guardia
y tu lobo celeste
y tu lobo atento
a la noche sin guarida
y un cielo acorde
con los océanos
y yo tan huérfano
en la sombra de la historia
en la ceniza de la huella
un aullido tremendo
que busca mi oído
y pare vértigo
y lobo lluvia
y lobo bahía
de desencuentro
de desencuentro
y lobo venda
que va olvidando
mi patria de reversa
el alto muro fantasma
y el sonido sutil
de las líneas de tus manos
precioso
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