jueves, julio 14, 2011

CANTO DEL SEXAGENARIO SONRIENTE por ROSAMEL DEL VALLE




Hay un ojo solar en el muro
Y tu imagen nada a] revés hacia ti mismo
Aunque has desaparecido hace años
Gracias a oscuros accidentes
El ojo
De la nostalgia
La joven con agujas en los párpados
Nos visita cuando no estamos
Cuando liemos salido en busca de palabras
Desterradas de la iengua
Nunca estamos
Mientras el tiempo dice
La soledad es un diamante
Y lo amamos
Como la vieja dama de las cicatrices
Lo usa para resucitar en los salones
¿Dejamos la vida sin despedirnos?
Los años los años
Acuérdale de poner en orden tus pape le *
Elegir el número que te identifique
Y vivir todavía
Sin ningún misterio gozoso
El cielo
No tendrá puertas para ti
¿Para que
Tener un ojo solar en el muro?
Mi lengua es un laberinto
Me lo dijo Edítii Wharton en el BaT Costello
»Los astros son un aroma secreto
En el vaivén humano«
Mi pecho es una caverna
Con animales y pájaros clavados en los muros
Y recuerdo que está nevando
Porque el frío es un humo azul
Y porque las palabras no se parecen a la lengua
Ni el canto se parece a las golondrinas
Tampoco los sueños se parecen al mar
No lo quieres creer
Pero en mi boca hay un tren que viene de ti
Una vida que ha perdido el imán obsequiado
Una muerte de otro tiempo que danza con antorchas
Para que insectos sin nombre canturreen en mis manos
Y un recuerdo tejido por abejas
Se acuesta en mí lecho
¿Para qué si mi cuerpo es el vacío?
No te preocupes
Todas las respuestas
Se han ido en busca del sol a las montañas
En alguna parte de mi florecen naranjos
No tiembles por estas semejanzas
Ya que no has hecho otra cosa
Que decapitar los sueños más hermosos
Para pasearte por la tierra envuelta en un rayo
Oh en estos tiempos difíciles los astronautas
Soji los únicos paseantes solitarios
Aunque los predicadores hablen de un cielo agujereado
Lo decía una señora
Creo que se llamaba Evelyn Starnes
Nacida en un barco en viaje hacia Tahiti
Y yo
Sueño con los naranjos en el patio de una isla
Y en mis costillas hay luz todavía
Mientras el prestidigitador
Extrae princesas de su sombrero
En Concy Islán d
Y la señora del hipopótamo
Da a luz a su tercer hijo
En el jardín zoológico del Bronx
Amor amor
Después de los sesenta
Se empieza a preguntar
No respondas
Aunque todavía la lluvia juegue a las cartas con las hojas
Aunque Brígida siga escribiendo cartas desde Europa
Aunque el corazón no pueda aceptar más alfileres
Cierra la puerta al gusano
Disfrazado de sol
En tu jardín

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