lunes, marzo 18, 2013
ECUATORIAL por VICENTE HUIDOBRO
Era el tiempo en que se abrieron mis párpados sin alas
Y empecé a cantar sobre las lejanías desatadas
Saliendo de sus nidos
Atruenan el aire las banderas
LOS HOMBRES
ENTRE LA YERBA
BUSCABAN LAS FRONTERAS
Sobre el campo banal
el mundo muere
De las cabezas prematuras
Brotan las alas ardientes
Y en la trinchera ecuatorial
trizada a trechos
Bajo la sombra de aeroplanos vivos
Los soldados cantaban en las tardes duras
Las ciudades de Europa
Se apagan una a una
Caminando al destierro
El último rey portaba al cuello
Una cadena de lámparas extintas
Las estrellas
que caían
Eran luciérnagas del musgo
Y los afiches ahorcados
pendían a lo largo de los muros
Una sombra rodó sobre la falda de los montes
Donde el viejo organista hace cantar las selvas
El viento mece los horizontes
Colgados de las jarcias y las velas
Sobre el arcoiris
Un pájaro cantaba
Abridme la montaña
Por todas partes en el suelo
he visto alas de golondrinas
Y el cristo que alzó el vuelo
Dejó olvidada la corona de espinas
Sentados sobre el paralelo
Miremos nuestro tiempo
SIGLO ENCADENADO EN UN ANGULO DEL MUNDO
En los espejos corrientes
Pasan las barcas bajo los puentes
Y los ángeles-correo
Reposan en el humo de los dreadnought
Entre la hierba
silba la locomotora en celo
Que atravesó el invierno
Las dos cuerdas de su rastro
Tras ella quedan cantando
Como una guitarra indócil
Su ojo desnudo
Cigarro del horizonte
Danza entre los árboles
Ella es el diógenes con la pipa encendida
Buscando entre los meses y los días
Sobre el sendero equinoccial
Empecé a caminar
Cada estrella
Es un obús que estalla
Las plumas de mi garganta
Se entibiaron al sol
que perdió un ala
El divino aeroplano
Traía un ramo de olivo entre las manos
Sin embargo
Los ocasos heridos se desengran
Y en el puerto los días que se alejan
Llevaban una cruz en el sitio del ancla
Cantando nos sentamos en las playas
Los más bravos capitanes El capitán Cook
En un iceberg iban a los polos Caza aurora boreales
Para dejar su pipa en labios En el polo sur
Esquimales
Otros clavan frescas lanzas en el Congo
El corazón del Africa soleado
Se abre como los higos picoteados
Y los negros
de divina raza
esclavos en Europa
Limpiando de su rostro
la nieve que los mancha
Enseñan una música de mar y de montaña
Hombres de alas cortas
Han recorrido todo
Y un noble explorador de la Noruega
Como botín de guerra
Trajo de Europa
entre raros animales
Y árboles exóticos
Los cuatro puntos cardinales
Yo he embarcado también
Dejando mi arrecife vine a veros
Las gaviotas volaban en torno a mi sombrero
Y heme aquí
de pie
en otras bahías
Bajo el boscaje afónico
Pasan lentamente
las ciudades cautivas
Cosidas una a una por hilos telefónicos
Y las palabras y los gestos
Vuelan en torno del telégrafo
Quemando las alas
cual dioses inexpertos
Los aeroplanos fatigados
iban a posarse sobre los para-rayos
Biplanos encinta
pariendo al vuelo entre la niebla
Son los pájaros amados
Que en nuestras jaulas han cantado
Es el pájaro que duerme entre las ramas
Sin cubrir la cabeza bajo el ala
En las noches
los aviones volaban junto al faro
El faro que agoniza al fondo de los años
Alguien amargado
Las pupilas vacías
Lanzando al mar sus tristes días
Toma el barco
Partir
Y de allá lejos
Mirar las ventanas encendidas
Y las sombras que cruzan los espejos
Como una bandada
de golondrinas jóvenes
Los emigrantes cantaban sobre las olas invertidas
MAR
MAR DE HUMAREDAS VERDES
Yo quería ese mar para mi sed de antaño
Lleno de flotantes cabelleras
Sobre esas olas fuéronse mis ansias verdaderas
Bajo las aguas gaseosas
Un serafín náufrago
teje coronas de algas
La luna nueva
con las garcias rotas
Ancló en Marsella esta mañana
Y los más viejos marineros
En el fondo del humo de sus pipas
Habían encontrado perlas vivas
El capitán del submarino
Olvidó en el fondo su destino
Al volver a la tierra
Vio que otro llevaba su estrella
Desterrados fiebrosos del planeta viejo
Muerto al alzar el vuelo
Por los cañones antiaéreos
Un emigrante ciego
Traía cuatro leones amaestrados
Y otro llevaba al hospital del puerto
Un ruiseñor desafinado
Aquel piloto niño
que olvidó su pipa humeante junto al volcán extinto
Encontró en la ciudad
los hombres de rodillas
Y vio alumbrar las vírgenes encinta
Allá lejos
Allá lejos
Vienen pensativos
los buscadores de oro Pasan cantando entre las hojas Sobre sus hombros
Traen la California
Al fondo del crepúsculo
Venían los mendigos semi-mudos
Un rezador murmullo
Inclinaba los árboles
Sobre los mares
Huyó el Estío
QUÉ DE COSAS HE VISTO
Entre la niebla vegetal y espesa
Los mendigos de las calles de Londres
Pegados como anuncios
Contra los fríos muros
Recuerdo bien
Recuerdo
Aquella tarde en Primavera
Una muchacha enferma
Dejando sus dos alas a la puerta
Entraba al sanatorio
Aquella misma noche
bajo el cielo oblongo
Diez Zeppelines vinieron a París
Y un cazador de jabalís
Dejó sangrando siete
Sobre el alba agreste
Entre la nube que rozaba el techo
Un reloj verde
Anuncia el año
1917
LLUEVE
Bajo el agua
Enterraban los muertos
Alguien que lloraba
Hacía caer las hojas
Signos hay en el cielo
Dice el astrólogo barbudo
Una manzana y una estrella
Picotean los búhos
Marte
pasa a través de
Sagitario
SALE LA LUNA
Un astro maltratado
Se desliza
Astrólogos de mitras puntiagudas
De sus barbas caían copos de ceniza
Y heme aquí
Entre las selvas afinadas
Más sabiamente que las viejas arpas
En la casa
que cuelga del vacío
Cansados de buscar
los Reyes Magos se han dormido
loss ascensores descansan en cuclillas
Y en todas las alcobas
Cada vez que da la hora
Salía del reloj un paje serio
Como a decir
El coche aguarda
mi señora
junto a la puerta viva
El negro esclavo
abre la boca prestamente
Para el amo pianista
Que hace cantar sus dientes
Esta tarde yo he visto
Los últimos afiches fonográficos
Era una confusión de gritos
Y cantos tan diversos
Como en los puertos extranjeros
Los hombres de mañana
Vendrán a descifrar los jeroglíficos
Que dejamos ahora
Escritos al revés
Entre los hierros de la Torre Eiffel
Llegamos al final de la refriega
Mi reloj perdió todas sus horas
Yo te recorro lentamente
Siglo cortado en dos
Y con un puente
Sobre un río sangriento
Camino de Occidente
Una tarde
al fondo de la vida
Pasaba un horizonte de camellos
En sus espaldas mudas
Entre dos pirámides huesudas
Los hombres del Egipto
Lloran como los nuevos cocodrilos
Y los santos en tren
buscando otras regiones
Bajaban y subían en todas las estaciones
Mi alma hermana de los trenes
Un tren puede rezarse como un rosario
La cruz humeante perfumaba los llanos
Henc,s aquí viajando entre los santos
El tren es un trozo de la ciudad que se aleja
El anunciador de estaciones
Ha gritado
Primavera
Al lado izquierdo
30 minutos
Pasa el tren lleno de flores y de frutos
El Niágara ha mojado mis cabellos
Y una neblina nace en torno de ellos
Los ríos
Todos los ríos de las nacientes cabelleras
Los ríos mal trenzados
Que los ardientes veranos han besado
Un paquebot perdido: costeaba
Las islas de oro de la Vía Láctea
La cordillera Andina
Veloz como un convoy,
Atraviesa la América Latina.
El Amor
El Amor
En pocos sitios lo he encontrado
Y todos los ríos no explorados
Bajo mis brazos han pasado
Una mañana
Pastores alpinistas
Tocaban el violín sobre la Suiza
Y en la estrella vecina
Aquel que no tenía manos
Con las alas tocaba el piano
Siglo embarcado en aeroplanos ebrios
A DONDE IRÁS
Caminando al destierro
El último rey portaba al cuello
Una cadena de Lámparas extintas
Y ayer vi muerta entre las rosas
La amatista de Roma
ALFA
OMEGA
DILUVIO
ARCO-IRIS
Cuántas veces la vida habrá recomendado
Quién dirá todo lo que en un astro ha pasado
Sigamos nuestra marcha
Llevando la cabeza madura entre las manos
EL RUISEÑOR MECANICO HA CANTADO
Aquella multitud de manos ásperas
Lleva coronas funerarias
Hacia los campos de batalla
Alguien pasó perdido en su cigarro
QUIÉN ES
Una mano cortada
Dejó sobre los mármoles
La línea Ecuatorial recién brotada
Siglo
Sumérgete en el sol
Cuando en la tarde
Aterrice en un campo de aviación
Hacía el solo aeroplano
Que- cantará un día en el azul
Se alzará de los altos
Una bandada de manos
CRUZ DEL SUR
SUPREMO SIGNO AVION DE CRISTO
El niño sonrosado de las alas desnudas
Vendrá con el clarín entre dedos
El clarín aún fresco que anuncia
El Fin del Universo
Etiquetas:
poesía nacional
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