Ausente pero sentado a la mesa
Ausente mientras el televisor emitía
sus sonidos y matinal de mierda
Ausente, ausente sin atadura
ni visión ni locura
los naipes de mi madre
frente a mi… bostezando a causa
de un Solitario nocturno sin
solución
mientras las veía, todas dando su
roja espalda todas con un
misterio
de niñas felices y con vestido
corriendo por un patio desolado
mi mano izquierda se apoyó en
ellas
y una voz superó todos los sonidos:
“No tan feliz y sin embargo, más
feliz”
Reconocí tu voz
tu miraba me decía y te entendía
Mi duda era legítima
no servirían porque no es un mazo
de tarot
mi escepticismo retrocedió un centímetro
me mantuve silente dubitativo
Sabiendo que me mirabas y en
realidad
Eras espejismo
“traiga la escoba, traiga el
bastón
traiga la horquilla, traiga el
cabrón
quien no se pueda hoy remontar
Hombre perdido se ha de juzgar”
Un susurro una hebra de voz
Tú diluida en una sonrisa
En el eco de tu última palabra
Por ser sujeto de más temeridades
que valentía
por ser vidente de sortilegios
y mendigo de futuros siniestros
Alargue mi mano izquierda
y elegí cinco cartas
pensé en la tuya y en el
seudo científico dilema:
Si no sale su figura, no creeré
Vacilando las mantuve frente
a mi vista, sus espaldas rojas
la pregunta y la respuesta
la primera carta y ya todo era
silencio
Cinco de tréboles, nada tienen de
incierto
Reina de tréboles ya estaba dando
crédito
Rey de espadas y era notoria mi
sorpresa
Nada hay de sentido común
Sin embargo, no estaba exento de
lógica
Cuatro de espadas…
Sin que asistiera interpretación
alguna
Volteé rápido el último de los
naipes
Paseé mi mirada en sus ojos
delineados de azul
En su espada que hasta me pareció
sangrienta
Su corona
y el inmenso corazón en el
extremo izquierdo
Te busqué, te juro que te busqué
a mi alrededor
Y no te encontré
Y no hallé respuesta
No tuve respuesta…
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