domingo, diciembre 08, 2013
ANTONIN ARTAUD por RENE CHAR
No tengo la voz para elogiarte, hermano mayor.
Si me inclinara sobre tu cuerpo que la luz va a esparcir,
Tu risa me rechazaría.
El corazón entre nosotros, durante lo que se llama
impropiamente una bella tormenta,
Cae varias veces,
Mata, cava y quema,
Para renacer más tarde en la suavidad de los
champiñones.
Tú no necesitas de un muro de palabras para elevar tu
verdad,
Ni de las volutas del mar para untar tu profundidad,
Ni de esta mano enfebrecida que envuelve el puño,
Y ligeramente conduce a talar un bosque
Del que nuestras entrañas son el hacha.
Basta. Regresa al volcán.
Y nosotros,
Que lloremos, que aceptemos relevarte o preguntemos:
“¿Quién es Artaud?” a esta mazorca de dinamita a
la que no se le despega ningún grano,
Para nosotros, nada ha cambiado,
Nada salvo esta quimera viva del infierno que se despide
de nuestra angustia.
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