lunes, mayo 12, 2014

AFORISMOS por GEORG CHRISTOPH LICHTENBERG


Hoy le permití al sol levantarse antes que yo […]

Varias veces he sido censurado por faltas que mi
censor no tuvo el ingenio o la energía de cometer.

Aunque mi filosofía tampoco descubra nada, al
menos tiene suficiente corazón para considerar
inexistentes los pensamientos establecidos.

Uno no puede estar tan feliz como cuando tiene
la certeza de vivir sólo en este mundo. Mi desgracia
estriba en no vivir jamás en este mundo sino en
sus posibles desarrollos […]

He notado claramente que tengo una opinión
acostado y otra parado. […]

Entonces, cuando el alma aún era inmortal.

Eso que ustedes llaman corazón está bastante más
abajo del cuarto botón del chaleco.

Al pueblo lo arruina la concupiscencia carnal
contra el espíritu y al intelectual la concupiscencia
espiritual contra el cuerpo.

Las torres de las iglesias: embudos invertidos para
que el rezo llegue al cielo.

¿Cómo habrá sido la conversión de las putas en la
antigüedad?, ¿ya habría beatas?

Cartas sobre la más reciente literatura: y le doy
mil gracias a Dios de que me haya permitido
volverme ateo.

El sacerdote: “Vosotros sois antropófagos”. El
neozelandés: “Vosotros, teófagos”.

Cuando un libro choca con una cabeza y suena a
hueco, ¿se debe sólo al libro?

El primer libro que habría que prohibir en el
mundo sería un catálogo de libros prohibidos.

Os entrego este librito, no como un lente para
ver a los demás, sino como un espejo.

Aquello tuvo el efecto que por lo general tienen
los buenos libros. Hizo más tontos a los tontos,
más listos a los listos y los miles restantes
quedaron ilesos.

Darle el último toque a una obra, es decir,
quemarla.

En todo momento hacemos lo que ignoramos.

Esta capacidad irá en aumento hasta que llegue el
día en que el hombre haga todo sin saberlo; su
misma razón será la de un animal pensante. La
razón tiende a lo animal.

La mucha lectura nos ha brindado una barbarie
ilustrada.

No es que los oráculos hayan dejado de hablar:
los hombres han dejado de escucharlos.

En verdad hay muchos hombres que leen sólo
para no pensar.

A lo más a lo que puede llegar un mediocre es a
descubrir los errores de quienes lo superan.

Hay ineptos entusiastas. Gente muy peligrosa.

Casi todos los hombres fundan su escepticismo
respecto a una cosa en la fe ciega en otra.

Nosotros, dejados de la mano de Dios: siervos,
negros, lacayos, asalariados.

La tableta de chocolate con arsénico en la que se
escriben las leyes.

El hombre tenía tal entendimiento que ya casi no
servía para nada.

Nada puede contribuir tanto a la tranquilidad del
alma como no tener opinión alguna.

En la Francia libre, donde ahora uno pude
ahorcar a quien quiera.

El bien público de ciertas naciones se decide a partir
de la mayoría de votos, a pesar de que cualquiera
acepta que hay más hombres malos que buenos.

Mi proyecto tenía más bilis que fundamentos.

Quedé exhausto antes de realizarlo. […]

El primer americano descubierto por Colón hizo
un descubrimiento atroz.

Amarse a sí mismo al menos tiene una ventaja: no
hay muchos rivales.

El mejor refugio contra las tormentas del destino
sigue siendo una tumba.

Me parece imposible demostrar que somos la
obra de un ser superior y no el pasatiempo de
uno bastante defectuoso.

Un pueblito donde cada rostro rima con otro.

He conocido personas que bebían a escondidas y
se emborrachaban en público.

Hacer todo lo contrario también es imitar. Imitar
todo lo contrario.

[…] Sé, por experiencia irrefutable, que los
sueños conducen al autoconocimiento. […]

[…] Vivir cuando no se quiere es repugnante, pero
aún más terrible sería ser eterno sin desearlo […]

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