Cuándo habré de cazar esa ingenuidad
de creer y creer sin dejar de creer en mi...
Se escabulle entre ruinas
va sangrante con la boca repleta de coágulos
nombrándonos en una terrible letanía ciega
Como tu orgullo mi orgullo jugando a ser
sigilosos señuelos de baratas pantomimas
Tu voz en el auricular
no es más que reconvención dilapidada
sin sentido
atada de manos de pies y ojos
extraviada en los latidos separados
de nuestra historia
Nada hay que decir, nada debo
y mi conciencia abre sus cuencas
sus córneas ausentes
como ventanas de casas condenadas
esa sequedad de silencio
esa morada oscura
en un vasto imperio de lobos
Ah, esa mujer harapienta
conoce y canta nuestro pasado
como siempre presente
entre desnudas paredes
y vidrios rotos de
nuestra fábula
Memoria no nos abandona
ni aunque se refugie indefensa
de la tormenta que sacude estos días
Ah, los animales que nos rodearon
con su inocencia de deudores
con sus mentiras de confesantes
melodías de fondo , escenas tenebrosas
surcando la piel del espíritu
¿Dónde hallaron acomodo?
Eres la única que teme
única que oculta el rostro
quita el cuerpo como si
fueran vocales atroces
Mis pupilas negarán tu visión
una e mil veces de las veces
que la fortuna deje que nos percibamos
lejos, demasiado lejos
Amargo elixir de serpiente
tu imagen cruelmente desenvuelta
óleo de ponzoñas
Memoria sembrada en los minutos
el firmamento traicionándonos
la noche desertando ciega y muda.
remordimiento que a mi puerta
no ha de arribar.
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