viernes, junio 17, 2011

MECÁNIMA por JAIME CORTES




La lluvia ha cesado y debiese dejar de escribirte, tras mi ventana la gente parece ser feliz, y mis hijos están por despertar, a cuantos años sombras te has ido Ariadna, a cuanto espacio, cuantas calles y edificios y relojes y minutos e infiernos y escuelas e hipotecas y carreras.
¿Dónde estas ahora? dónde van mis cartas que continuamente se pierden en mi boca y el recuerdo idealizado de tus ojos en desbandada mientras mis manos duras te corrompen y hacen nacer de una ceniza que juraría roja en mi recuerdo, pero imposible, claro que imposible, toda la metafísica me inunda tu presencia desvanecida en los años Ariadna, y si cierro los ojos aun sólo puedo ver tu risa, y desear que la próxima vez que abra la puerta de aquel bar, estés tu y el espacio fulgurante que me incendia.
pero estas palabras no van a nada
estas palabras se quedaran aquí
en una suerte de nada
en tu boca
en tu pelo
en lo gris que es el tiempo y nuestra derrota
o rendición.
¿derrota?
pero que acaso no eres feliz ahora? Ariadna, no acaso la ultima vez que te vi reías mientras te alejabas profusamente sobre ese mar de bruma que te sofoca-
ahora apagare el despertador antes que ella despierte
iré a golpear la puerta de la pieza de mis hijos
serviré la mesa, subiré a ducharme
dejaré que el agua me envuelva
convenciendome de que la sal que se derrama hasta mi boca es otro error de la compañía de aguas u otra ilusión de pesadillas que tengo por la mañana.
el sol acaba de romper.

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