(quince)
-Fausto-
reunía alas de mariposa
en su imaginación
de patios abiertos
hacia el ocaso
Mientras cerraba los ojos
el viento elevaba
hojas de otoño
El Mar rugía distante
Y un sol cantaba
entre las nubes
tenues melodías,
que sólo Fausto
sabía escuchar.
En el delicado vuelo
de una mariposa
descubrió la elíptica
razón de la nada
y los sonetos con que la muerte
recibe a los desconsolados
El estallido del silencio
la crisálida de las horas
y la eterna creencia
que calma la noche
Al cerrar las puertas del día
y clamar entre los muros
del sueño;
atrapó aquella mariposa
que buscó por cien días,
sus dedos le acariciaron
con un anhelo que sólo
se asemeja al frenesí,
aún más vigoroso que
el deseo de la carne
El matiz de las alas
Impregnó los surcos
de aquellos dedos y
la efímera existencia
fue rudamente disuelta
El despertar
coronó de desiertos
el corazón de Fausto,
que dejó de ser Fausto
arrojándose al aire
en un vuelo fugaz
entre papeles escritos
que reunía con esmero
Se precipitó rotundo
contra el suelo frío
El golpe
dejó señal en su frente
Jamás volvió a
soñar en colores
Esta es tu infamia
Mariposa…
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