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lees las cartas de amor que le escribía vladimir a lili,
y piensas: yo me cuento o me quiero contar entre estos
los que aman a todas pero a una en particular toda la vida:
vladimir y lili, pablo y winétt, john y yoko, robert y youki,
notas / dedicatorias y telegramas: el formato breve,
la vida ideal de los ejemplares más bellos
de insectos, aves, monstruos en general
una tautología de mirlos cubiertos de petróleo
despedazan a un canario silvestre, la noche
parece decirle al sol del verano: eres lindo, eres lindo
pero me aburro de tu cara
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el día y toda esa otredad de soles y fenómenos meteorológicos
y cuanta telepatía pulula entre los astros las plantas y los poetas
se retiran como panteras albinas alcanzadas por un dardo
o medusas abisales que uno insulta sin querer
(predilección por lo vencejos / aves sublimadas
que desprecian el suelo y sus minerales y su mugre) porque -en
[ocasionesparece
que de la boca nos sale un corazón de kryptonita,
una lluvia de escombros que hieren
deshechos nucleares para este atardecer verde brillante
esta visión estival de siluetas carbonizadas
que decoran los muros como hiedra envestida de bignonias
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