domingo, agosto 25, 2013
FLORES por ARTHUR RIMBAUD
Desde una grada de oro, - entre los cordones de seda, las gasas grises, los terciopelos
verdes y los discos de cristal que ennegrecen como el bronce al sol, - veo abrirse la
dedalera sobre una alfombra de filigranas de plata, de ojos y de cabelleras.
Monedas de oro amarillo sembradas sobre el ágata, pilares de caoba sosteniendo una
cúpula de esmeraldas, ramilletes de blanco satén y de finas varas de rubíes rodean la rosa
de agua.
Semejantes a un dios de enormes ojos azules y formas de nieve, el mar y el cielo atraen
a las terrazas de mármol a la multitud de jóvenes y fuertes rosas.
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