sábado, agosto 31, 2013
EL LECTOR por RAINER MARIA RILKE
Mucho he leído ya; toda la tarde
a la ventana. con rumor de lluvia.
Del viento de allá fuera, no oí nada:
mi libro era muy denso.
Lo veía en las hojas, como en rostros
que se oscurecen de reminiscencia,
y en torno a mi leer se pasmó el tiempo.
has páginas de pronto destellaron
y en vez del triste enredo de palabras
se lee «arde», «tarde», en todas ellas.
No miro todavía fuera: estallan
las largas líneas, huyen las palabras
de sus kilos, escapan a capricho...
Ya lo sé: por encima de los plenos
jardines de esplendor, el cielo es ancho:
el sol, una vez más, habrá verano.
Y ahora, todo es noche de verano.
Se espera en pocos grupos lo esparcido:
por largas sendas va la gente oscura,
y extraño y lejos, como si importara
más, se escucha lo poco que aún ocurre.
Si levanto los ojos de mí libró
nada me será extraño, y todo grande.
Fuera está lo que estoy viviendo dentro,
y es todo ilimitado aquí y allá;
sólo con que me enrede más en todo.
si se amolda a las cosas mi mirada
y a la sencillez graves de las manos,
rebosa entonces sobre sí la tierra.
Parece que la abraza el cielo entero:
el lucero es, allá, la última casa.
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