Sí, yo os amé: y en mi alma delirante
aquel amor no se extinguió quizás.
Mas no tengáis temor en adelante:
no quiero ya afligiros nunca más.
Amé en silencio, lleno de amargura:
celoso fui, sufrí la timidez...
Amé de corazón, con tal ternura,
cual quiera Dios que os amen otra vez.
1829
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