martes, febrero 01, 2011

ANTOFAGASTA , LA CIUDAD DE LOS FEOS por RODRIGO RAMOS BAÑADOS




Hace un tiempo conversé con una fotógrafa que recorría Chile, por el típico proyecto Bicentenario, recopilando rostros. Así, dijo que por su experiencia en la región Antofagasta estaban los rostros más feos de Chile.

De inmediato la respuesta al juicio de la fotógrafa es la xenofobia, tal vez el componente indígena andino que es más alto que en otros lugares del país y que para la mayoría de los chilenos es considerado como feo, sin embargo aclaró sus razones. La primera tenía que ver con la alta radiación solar a la que estamos expuestos a diario. El sol triza la piel, sino provoca unos raros lunares. Por esto aquí, ella podría hallar rostros distintos, raros, rostros enfermos y en definitiva, rostros feos que era lo que buscaba. Ahora, bien ¿Cuál era su concepto de fealdad? Es mentira que la fotografía capte el alma, dijo. Basura. La fotografía es bella o fea, pero a través de una buena fotografía un rostro feo, puede llegar a ser bello. O sea, aclaró, las fotos de feos de Antofagasta iban a terminar siendo bellas por una cuestión de manejo de luz. Es necesario buscar la luz, buscar los ángulos, buscar la textura, siempre la textura. De todos modos es un juicio subjetivo, aclaró. Pero fue más allá, las fotos en su conjunto podían captar la esencia de la ciudad, una ciudad de feos por ciertas circunstancias y una ciudad de feos por la ambición de que aquí se puede ganar más dinero. El costo es la fealdad en el fondo.

Un segundo aspecto de los rostros antofagastinos, afirmó, que puede dar esa sensación de fealdad que busco es la historia del arsénico, del agua contaminada. La fórmula: arsénico y radiación solar son letales para la piel. La hacen mierda. Con el paso de los años esto se puede percibir en los rostros de los abuelos, en las manchas en su piel, especialmente en las machas. Entonces la fotógrafa decidió buscar el rostro de los abuelos, los más manchados. No quiero vagabundos, quiero gente común y corriente, y Antofagasta me la puede dar.

Olvídese de los sectores más acomodados de la ciudad, le dije, donde la gente como en todo Chile mantiene un componente europeo evidente, lo que nos revela como un país xenófobo, que algunos llaman clasista, pero aquello es otro tema.

Después de esperar por la calle Matta, la más popular, en todos sus rincones, pues así lo recomendé, la fotógrafa logró parte de sus objetivos en ese día. En realidad, dijo, el sol ha hecho mierda a los antofagastinos, al igual que la sobrecarga de trabajo (puede ser la minería), el alcohol en los hombres –que los hincha-, el agua que marchita el cabello de las mujeres, la mala alimentación -se comen pocas verduras y frutas- y el desinterés por el vestuario. Me quedó grabado esto último. Dijo, en el fondo, mal gusto. Sin embargo aclaró que logró una de las mejores fotos de su trabajo y que captó la esencia de Antofagasta.

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