viernes, febrero 04, 2011

CÁMARA DE TORTURA por ENRIQUE LIHN




Su ayuda es mi sueldo
Su sueldo es la cuadratura de mi círculo, que saco con los
dedos para mantener su agilidad
Su calculadora es mi mano a la que le falta un dedo con el
que me prevengo de los errores de cálculo
Su limosna es el capital con que me pongo cuando se la pido
Su aparición en el Paseo Ahumada es mi estreno en sociedad
Su sociedad es secreta en lo que toca a mi tribu
Su seguridad personal es mi falta de decisión
Su pañuelo en el bolsillo es mi bandera blanca
Su corbata es mi nudo gordiano
Su terno de Falabella es mi telón de fondo
Su zapato derecho es mi zapato izquierdo doce años después
La línea de su pantalón es el límite que yo no podría franquear
aunque me disfrazara de usted
después de empelotarlo a la fuerza
Su ascensión por la escalinata del Banco de Chile es mi sueño de Jacob por el que baja un ángel
rubio y de alas pintadas
a pagar, cuerpo a cuerpo, todas mis deudas
Su chequera es mi saco de papeles cuando me pego una volada
Su firma es mi entretención de analfabeto
Su dos más dos son cuatro es mi dos menos dos
Su ir y venir es mi laberinto en que yo rumiante me pierdo
perseguido por una mosca
Su oficina es el entretelen en que se puede condenar a
muerte mi nombre y su traspaso a otro cadáver que
lo lleve en un país amigo
Su consultorio es mi cámara de tortura
Su cámara de tortura es el único hotel en que puedo ser
recibido a cualquier hora sin previo aviso de su parte Su orden es mi canto
Su lapicera eléctrica es lo que hace de mí un autor copioso
un maldito iluminado o el cojonudo que muere pollo, según quién sea yo en ese
momento Su mala leche es mi sangre
Su patada en el culo es mi ascensión a los cielos que son
lo que son y no lo que Dios quiere Su tranquilidad es mi muerte por la espalda Su libertad es mi perpetua
Su paz es la mía siempre y cuando yo goce de ella eternamente y usted de por vida
Su vida real es el fin de mi imaginación cuando me pego una volada
Su casa es mi paraíso perdido del que voy a sentirme dueño
la próxima vez que me pegue una volada Su mujer es en tal caso mi gatita despanzurrada Su mondadientes es ahora mi tenedor Su tenedor es mi cuchara
Su cuchillo es mi tentación de degollarlo cuando me mamo un cogollo
Su policial es el guardián de mi impropiedad
Su ovejero es mi degollador a la puerta de su casa como si
yo no fuera una maldita oveja extraviada Su metralleta es mi novia con la que tiro en sueños Su casco es el molde en el que vaciaron la cabeza de mi hijo
cuando nazca Su retreta es mi marcha nupcial
Su basural es mi panteón mientras no se lleven los cadáveres.

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