jueves, febrero 03, 2011

ESPERANDO por CHARLES BUKOWSKI




ardientes veranos mediados los años treinta en
Los Ángeles uno de cada tres solares estaba vacío
y era un paseo corto ir a los naranjales
si se tenía coche y gasolina.
ardientes veranos mediados los años treinta en
Los Angeles demasiado joven para ser hombre,
demasiado viejo para ser niño.
tiempos difíciles.
un vecino intentó robar en nuestra casa,
mi padre le cogió trepando por la ventana y
le mantuvo allí a oscuras contra el suelo:

«¡canalla! ¡hijo de puta!»
«Henry, deja que me vaya, deja que me vaya, Henry.»
«te voy a matar, hijo de puta.»
mi madre llamó a la policía.
otro vecino pegó fuego a su casa
para cobrar
el seguro.
investigaron y
le metieron en la cárcel.
ardientes veranos mediados los años treinta en Los Angeles,
nada que hacer, ningún sitio al que ir,
escuchar la terrorífica conversación de nuestros padres por la noche:
«¿qué vamos a hacer? ¿qué vamos a hacer?»
«no lo sé, dios mío, no lo sé.»
perros hambrientos en los callejones,
con la piel tirante sobre las costillas,
calvas en el pelo, la lengua fuera, con ojos tristes,
más tristes que cualquier otra tristeza de este mundo.
ardientes veranos mediados los años treinta en Los Ángeles,
los hombres del vecindario callados y las mujeres, pálidas estatuas.
los parques llenos de socialistas,
comunistas, anarquistas, de pie sobre los bancos
del parque, soltando discursos, haciendo campaña.
el sol se ponía en un cielo claro y
el mar estaba limpio
y nosotros no éramos ni hombres ni niños.
dábamos a los perros tro2os de pan secos, duros
y los comían llenos de gratitud,
con los ojos refulgentes de asombro,
moviendo el rabo ante tamaña suerte
entretanto
la Segunda Guerra Mundial se nos vino encima incluso entonces, durante aquellos
ardientes veranos mediados los años treinta en Los Ángeles.

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