Su bella cara un poco pálida;
sus ojos castaños, ligeramente cansados;
tiene veinticinco años, mas parece de veinte;
un aire de artista en el vestir:
el color de su corbata, la forma del cuello.
Camina sin rumbo por la calle,
como poseído por la sensualidad
del ilícito placer que acaba de gozar.
1916
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