Canto
la oda egregia de los puños, la poderosa, la solitaria actitud de “la bestia
humana" sobre el ring simétrico, y el yo del hombre dominando la orquesta
de los nervios, trágica, discordante, como un emperador las turbas. canto,
canto la agreste ciencia y el arte ilustre del box.
Prez
del ingenio, box. Síntoma del instante gravísimo en el cual fluctuamos. e
himno a la santidad del cuerpo, pedagogo del esfuerzo, la energía creadora, el
puñetazo inteligente, sintético y hábil, rotundo más que un dilema y la
cabriola espeluznante, lívida, lívida, lívida del eximio bailarín iconoclasta
sobre el problema de las sepulturas.
Tus
discípulos andan recios como las montañas por el camino: sus figuras de hierro
empuñan el bastón imperial de la justicia, el sudor perfuma sus almas rurales;
son como estatuas grandes, eminentes tomando el sol en las plazas públicas.
El
"crochet" conciso, preciso y eficaz, económico, momentáneo, académico,
como un disparo a pistola Colt o cual si se agobiase con el tríceps al gran
dorsal ajeno, el "hook" ladino a las entrañas, el '‘uppercut” con
todo el cuerpo, con todo el cuerpo y la oblicua del cuerpo hacia el mentón
idiota o bobo, el "jab". el directo, los viceversas trascendentales .
he ahí. box, tus golpes dilectos: como los trágico-trágicos relámpagos a
máquina; soles de dinamita, errantes, son, e instantáneamente dejan de ser.
acaso antes de haber nacido, por el acaso antes de haber nacido, como el amor
humano.
Bello y útil eres, educas el valor y la voluntad del
valor, el valor, el instinto a predominar contra los oscuros animales dormidos
al fondo de la vieja especie humana, la voluptuosidad de sentirse gran capitán
audaz en cualquier momento y has enaltecido la bestialidad a fuerza de meterle
pensamiento, astucia, sentimiento, claridad de actitudes y gestos, elegancia,
desenfado, pertinacia, música y ritmo, movimientos de ave. aéreos, livianos y
costumbres de flor
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