Líbrame de pensar que no alcé mi rostro
que hay ruina en los tiempos
y que puse descuidos al definir.
Nada es tan grave
como la cavilación bajando al mundo.
Líbrame al decir “así sea”
porque nunca fui dios en mis pasos
me hice en el tropiezo
más humano al sur de la corriente y las orillas
porque no mordí al sol para esconder mis latidos.
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