Los
Procesos de Moscú, al cabo de tres volúmenes han recorrido un período tortuoso
y flagelante de casi 7 años.
Ha
sido insufrible vía crucis que llevó al Estado de Chile y a la sociedad
chilena, a palos de ciego, a una transformación cultural abrupta y vehemente.
El gran shock eléctrico desde la gran depresión de 1929.
Es
un relato continuo expresado casi en primera persona, desde las palabras de sus
protagonistas, sean en el momento en que sucedió o bien el testimonio escalofriante
que recorre como un sudor frío el cuerpo y, en algunos momentos, el estado
sicológico.
Tanta
brutalidad junta al mismo tiempo no es coincidencia, tampoco un designio
divino. Tampoco se trata de la obra cruel de Satanás. Es algo peor. Algo extremadamente
monstruoso como despiadado. Algo que la imaginación más privilegiada de un ser
humano sano podría llegar a concebir. Es algo que el ser humano creó para
destruir al ser humano mismo.
¿Puede
el ser humano llegar a ser tan bruto y desalmado?
Estos
procesos entregan una verdad irrefutable. La respuesta es afirmativa. En
efecto, la gestación y ejecución maquiavélica de este período infame no sólo
fue para cometer un golpe de Estado. Fue la consolidación y proyección de la
imposición autoritaria de un modelo de sociedad que ha llevado a reinventar el
concepto de ser humano en el mismo territorio de Chile.
El
salto desde una burbuja social aislada de los vaivenes centrales de la
geopolítica global, hacia un laboratorio económico político que fue siendo
ajustado, según la trituración de carnes y huesos iban dejando una escondida
cascada de sangre que hasta el día de hoy las FF.AA. de Chile han mantenido en
un pacto de silencio.
Las
bases del nuevo Chile. Aquel país que se levanta con otra personalidad, de cara
al mundo. Un país con orden, progreso y crecimiento. Un país con aspiraciones
macro. Las Escuelas de las Américas y la de Chicago, se encargaron de gestionar
esta transformación.
La
musicalización y efectos de la obra, otorgan a estos procesos la característica
individual, para cada etapa del relato, haciendo de este recorrido, una
experiencia multisensorial amplificada. No sólo es el oído, también es el resto
del organismo el que puede resultar comprometido con estos procesos.
No
es música por música. Es una suerte de médium, que valiéndose de la producción
musical, trae de vuelta a la vida aquellos lejanos días de angustia y
desesperanza. La prisión para los chilenos ha sido construida exitosamente.
Desde
ahora en adelante, hay que trabajar para dar un nuevo “way of life” a la
población penal de la antigua Capitanía General del Reyno de Chile”.
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