Sé lo que piensas, hermano;
conozco esa angustia que oprime tu garganta por las noches
y que se
escurre a veces en silenciosas lágrimas.
Sé lo que piensas
cuando se llevan un compañero nuestro:
La esperanza y la sombra luchan en tu cerebro hasta que la verdad
a
medias te revela una grieta de luz.
Y
está la carga de miedo y horror
mudos de los primeros días.
El trote, el culatazo, el golpe
y esa espera humillante boca abajo en la tierra
-esa tierra que has amado siempre,
que convertiste en consagrado pan para tus hijos
o en jardín de esperanzas en tu casa-
ahora tierra hostil y amarga.
Y
permanece el miedo en la flor de
tus nervios y de pronto se asoma por tus ojos.
Pero piensa, hermano,
que más allá del estribillo metálico,
inútil y siniestro,
más allá del terror planificado,
del insulto y del vejamen,
de la vergüenza y del hambre,
más
allá de la tortura y del escarnio
está la risa de tu mujer y tus chiquillos,
o
el susurro amoroso de tu novia y esa luz húmeda
en los ojos de tu madre, pero
más que todo eso
porque es la risa de todas las mujeres
y es el griterío alegre
de todos los chiquillos
y es la caricia tierna de todas las novias
y es la
fuerza cálida de todas las madres
y porque es tu propio dolor y tu alegría,
está la simple, conocida y heroica fortaleza del pueblo.
Estadios
"Chile" y "Nacional". Santiago de Chile -
Septiembre 1973
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